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viernes, 26 de octubre de 2012

El divorcio afecta más a las parejas jóvenes

La infidelidad o el maltrato intrafamiliar han dejado de ser las principales causas del divorcio en los matrimonios de parejas jóvenes. Actualmente, la resistencia a abandonar la vida de solteros y de desligarse del seno familiar son los principales factores de separación.

En el último año, sólo en Cercado, 2.684 demandas de divorcio llegaron a los seis juzgados de Partido de Familia y 2.501 el 2012, según el registro de la Plataforma.

“De cada diez parejas que llegan a este juzgado nueve son matrimonios jóvenes”, asevera el juez de Partido de Familia, Oscar Ortíz, explicando que del total de causas que llegan, por lo menos el 60 por ciento es planteado por las mujeres.

“Tu esposa no hace nada”, “Tu marido es un vago”, “Tu madre se mete mucho en nuestra vida”, “Con mi madre no te metas”, “Entonces deberías casarte con tu madre”, son algunas frases recurrentes en las discusiones de pareja, que muchas veces son el origen de grandes diferencias y que derivan en el divorcio.

“Por lo general son los hijos los que permiten esa intromisión. Si no hay la madurez suficiente para hacer respetar a la pareja y la nueva vida que construyen, entonces ese será el inicio del fracaso”, asevera Ortiz.

Daniel y Carla, de 30 y 28 años de edad respectivamente, tuvieron que adecuarse a la ayuda que la madre del esposo les brindó, tras haber sido sorprendidos por un embarazo no planificado.

“Primero vivíamos en la casa de su madre, luego mis padres nos ayudaron a construir una, pero lamentablemente en el mismo terreno de su casa. Mi esposo llegaba del trabajo y se iba primero a la vivienda de mi suegra, y cuando llegaba a mi casa ya estaba enojado y no podíamos hablar de nada”, cuenta Carla señalando que su esposo nunca le explicaba el motivo de su molestia.

Luego del nacimiento de su primera hija, los tres años posteriores intentaron -con muchas dificultades- tener un segundo bebé. “A la semana que nació mi hijita, sorpresivamente él me dijo que ya no me aguantaba más y quería el divorcio”, cuenta Carla.

Ortiz explica que la mayoría de las veces a la pareja le cuesta reconocer que aún depende de su familia, y por su inmadurez no tiene la fuerza para hacer frente a todos los problemas, ve que no puede con el matrimonio y empieza a buscar defectos en la pareja.

Producto de la inmadurez también están los divorcios alentados por las incontenibles ganas de reproducir la vida de solteros estando casados.

César y Lily enamoraron por ocho años, vieron que era el momento de “formalizar”, y lo hicieron. “Creo que no fue la mejor decisión porque había muchas cosas que no eran compatibles con lo que se nos venía encima”, explica César refiriéndose a tener que ahorrar, dejar de “fiestear”, olvidar los partidos de fin de semana, pagar alquileres, luz, agua, y más adelante tener hijos.

Algunos alientan la separación

“No tienes por qué aguantar tanto, sólo porque estás casada (o)”, “El/ella no te ha comprado para que te trate de esa forma”, “Tu no necesitas depender de él/ella, a tus hijos no les va a faltar nada con nosotros”, son algunas palabras de padres que alientan a sus hijos jóvenes a optar por el divorcio como una solución a los problemas que surgen en el matrimonio.

Parece contradictorio que los padres que lograron mantener el matrimonio por muchos años ahora den este consejo a sus hijos. “Antes el matrimonio era concebido como una institución moral, para toda la vida, y quien se divorciaba era visto como un mal ejemplo para la sociedad”, explica el juez de Familia, Oscar Ortiz.

“Desde el punto de vista de la No Violencia es bueno aceptar el divorcio, pero en otras situaciones, principalmente en familias de escasos recursos, hay que valorar que la mayoría de los hijos de padres separados siempre terminan en la calle o lavando autos”, reflexiona.

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