No tenemos que desarrollar complejas estrategias para salvaguardar nuestra relación de pareja de infidelidades, lo que tenemos que hacer es fortalecerla, cuidarla. El quid de la cuestión no reside en aislar a nuestro compañer@ de posibles seductores que le engatusen, no es vigilarle las 24 horas con continuas llamadas para comprobar que no nos miente, no es revisar su móvil, agenda o ticket de su cartera, etc. Es decir, no se puede precintar la relación de pareja en un envase hermético y aséptico para que no esté expuesta a terceros.
Es normal desear que la pareja nos trate de forma especial, y querer que sepa encontrar en nosotros algo inimitable, pero de ahí a coaccionarle para que haga de su vida una isla en la que seamos el único hombre o mujer de la tierra va un trecho, es extremista y absurdo.
La meta ha de ponerse en potenciar nuestra relación de pareja, no en buscando señales de infidelidad.
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