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domingo, 25 de marzo de 2012

Dice que el divorcio no impide ser buen padre

Fausto Calle Suxo tiene el aspecto de un hombre feliz. Cuando habla de su vida asegura estar agradecido por lo que ha logrado hasta ahora, y cuando se refiere al futuro, lo hace con ilusión.


Fausto tiene 51 años y es un uniformado de base, tiene el grado de sargento en la Policía Nacional, trabaja hace 22 años en esta institución y pese a su antigüedad recibe un salario mensual de Bs 1.700. Hace sumas y constata que la mayoría de su sueldo lo invierte en hacer estudiar a sus hijas, cosa que lo enorgullece. Le quedan unos Bs 200 para vivir y por ello en sus días libres trabaja como tramitador. “Hago trámites siguiendo todas las normas legales”, aclara, a manera de revalorizar este oficio, que le gustaría que todos vean con más respeto.


Su trayectoria como policía es variada, además de haber ejercido distintas funciones administrativas, durante 12 años formó parte de un equipo especializado en la lucha contra el narcotráfico en Chapare, como miembro de la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (Umopar) y luego fue enviado a Santa Cruz, donde se desempeñó en distintos puestos policiales.


Uno de sus más recientes destinos fue Okinawa 1, allí recibió un puesto policial abandonado, con murciélagos en el techo y ratas en el colchón. Con la ayuda de los pobladores y de algunas instituciones, refaccionó y limpió el lugar y desde allí se destacó por su trabajo de servicio. Lo hizo popular entre la gente de Okinawa 1 su costumbre de salir a correr todas las mañanas. “Nunca vimos un policía que corra como usted”, le decían los vecinos.
Correr es una de las mayores aficiones de Fausto, y tan pronto ingresó en la institución verde olivo no dudó en participar en carreras y maratones en distintos puntos del país y hasta en encuentros internacionales. En más de una oportunidad llegó al podio y obtuvo medallas.


Para probar lo que dice, saca de un maletín negro las pruebas que avalan su testimonio: diplomas y fotografías.
Los últimos reconocimientos que recibió fueron entregados por las autoridades y los habitantes de Okinawa, que agradecen sus servicios y su trabajo por la seguridad de la población.


El sargento Fausto Calle explica que desde niño soñaba con ser un uniformado, porque su padre era militar, pero él nunca pudo entrar a la Academia Militar ya que los recursos económicos no alcanzaban en una familia de 12 hermanos. A los 17 años fue al cuartel y luego se enroló como policía. Asegura que en todos estos años su oficio le ha dado muchas gratificaciones, pese al bajo sueldo y que hasta ahora apenas logró tener un lote al crédito en Warnes. Sin embargo, cree que ya es tiempo de dejar la Policía y que podrá hacerlo una vez que defienda su título de abogado, porque en estos últimos cinco años se dedicó a estudiar Derecho.


Está en quinto año de Derecho y coordina sus tareas y trabajos prácticos con el asesoramiento de su hija Katherine, que recientemente se tituló por excelencia como abogada de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno.


Katherine abraza a su padre y asegura que todo el esfuerzo que él hace vale la pena, ella tuvo trabajo desde cuarto año y está ilusionada con realizar una maestría en Derecho Laboral.


Fausto y Katherine explican que los logros que alcanzaron juntos los últimos años se debe principalmente al espíritu de colaboración familiar.
Fausto nunca dejó de ayudar a sus hijos, pese a que hace muchos años se separó de su esposa. Los otros hijos de Fausto son Tatiana, que estudia Contaduría Pública en la Gabriel René Moreno; Lisset, que también cursa Derecho, pero en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz; mientras que su hijo mayor se llama Handal y es técnico en carpintería de aluminio.


Él destaca la ayuda de Handal, que tiene una actitud generosa con sus hermanas y les apoya para estudiar.
Asegura que como policía le ha tocado detener a muchos padres de familia que no quieren cumplir con sus obligaciones y cree que eso no está bien, pues “los padres no tienen que abandonar a sus hijos, aunque se hayan separado de sus parejas”.

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