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viernes, 16 de marzo de 2012

Consultorio sicológico, enfrentar el divorcio

Si precisás consejos u orientaciones sicológicas o de sexualidad, escribile a Bitia Vargas (bitiavargas@gmail.com), vive en La Paz, pero con la Internet no hay distancias

Doctora Bitia, tengo 47 años y recién me separé de mi esposo... y, bueno, después de tantos años de matrimonio me siento algo desalentada. Quisiera que por favor me aconseje al respecto, cómo salir adelante de este proceso tan crítico. Muchos abrazos, María

Sseñora, el divorcio es el fin legal de un vínculo matrimonial, pero este fin implica también la ruptura física, emocional y sicológica que teníamos con alguien. Significa una pérdida afectiva, por lo que entramos automáticamente en un proceso de duelo, que si bien no es fácil, es posible enfrentarlo si nos llenamos de voluntad y, sobre todo, de paciencia, porque como todo proceso de duelo, el adaptarnos a esa nueva situación conlleva tiempo.
Sentirse desalentada es normal, igual que tener pensamientos de tristeza y melancolía. Se trata de reacciones normales ante cualquier pérdida de algo significativo en nuestras vidas, en este caso el matrimonio y el esposo o esposa.

Sanamiento
Cuando la pérdida es reciente, se entra en una etapa de ‘aislamiento’, ya sea social o sicológica, que debemos aprovechar para sanar nuestro corazón. La soledad no es mala si se aprovecha ese tiempo para aprender a sobrellevar la separación, a tomar las decisiones sobre algo que nos pueda favorecer.
La soledad tiene que actuar como una ayuda para reconciliarnos con nosotros mismos y aprender a perdonarnos, y no así recriminarnos ni echarnos la culpa por la falla de nuestro matrimonio.
Dentro de la etapa de aislamiento se puede tener todavía pensamientos de negación. “No puedo creer que esto me esté pasando a mi”. “No puedo creer que me haya dejado”, y simultáneamente ingresar a la etapa de ira, que nos hace sentirnos renegados, envidiosos, con ganas de querer vengarnos. Surgen los porqués, las recriminaciones. Esta etapa dura generalmente unos cuantos meses, hasta que se ha sabido consolidar la soledad como un aprendizaje. Con la resignación llega la aceptación que finaliza el proceso de duelo.

No huir del dolor
Es aconsejable que, para resolver el proceso de duelo, no se huya de todas las sensaciones, sentimientos y pensamientos de dolor que, al ser recientes, nos abundan en la cabeza. Se debe exteriorizar esos sentimientos, ya sea con el llanto o con las auto-explicaciones de por qué ha pasado esto. Son formas de desahogo emocional que ayudan a afrontar la pérdida. El reprimir estos sentimientos producirían en nosotros(as) sintomatologías que, a la larga, no nos permitirán adaptarnos a nuestra nueva vida y puede convertirse en algo patológico.
Si se da el caso y está dentro de nuestras posibilidades, se aconseja recurrir a una ayuda terapéutica, porque sirve como una guía para poder resolver el duelo de manera saludable.

Sin edad
El divorcio no es más fuerte o menos fuerte en una edad madura, solo que con el paso de los años suele estar sujeto a ciertos estigmas: “que van a decir de mí, divorciándome a esta edad”, “a esta edad ya no voy a poder comenzar de nuevo”. Esto puede complicar el proceso de duelo si no resolvemos estas ideas erróneas. No existe límite para comenzar de nuevo. La gente puede hablar, pero las habladurías duran muy poco, lo que importa eres tú.
Si tendemos a ver el lado positivo de la madurez, es que hemos ganado la experiencia suficiente para afrontar los retos de la vida, así como el hecho de que no estamos a la búsqueda de nuevos amores (que si se dan, bienvenidos). La madurez implica el tener tiempo para realizar las cosas que a uno le gustan, como viajar, reunirse con las amigas y fortalecer los lazos afectivos con la gente más importante, los hijos, los nietos, etc.
Así que despeja tu mente y aprovecha tu tiempo libre de hacer y tomar las decisiones por ti misma.

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