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lunes, 5 de enero de 2015

Divorcios, una carga social para el Estado

De manera contradictoria las parejas profesionales, con un promedio de edad de más de 35 años, además de presentar violencia intrafamiliar e infidelidad son las que recurren al divorcio, dejando de lado el bienestar de los hijos al repartirse los bienes y pago de pensiones, según informó a EL DIARIO la responsable del equipo Bio-psicosocial del Servicio Departamental de Salud (Sedeges), Dina Salazar.

Solo hasta el 30 mayo de la gestión 2014, ya el Sedeges habría recibido cerca de 100 solicitudes al finalizar el año las mismas se duplicaron. “Donde más hemos empezado a percibir las solicitudes de divorcio son en las parejas profesionales y no así en parejas de clase media o baja, por decir”, declaró.

Según Salazar, el hecho de que atendiendo a la lógica, y en base a los datos proporcionados, es bastante contradictorio el hecho de que “las familias establecidas entre personas que han culminado con una formación universitaria, económicamente solventes, sean las más violentas y no respeten los valores familiares, como es la fidelidad”, dijo.

Haciendo una comparación y según datos estadísticos, el 2013 al Sedeges se remitieron más de 90 solicitudes de estudios bio-psicosociales remitidos desde los Juzgados de Familia, para que las parejas en conflicto sean valorados sobre los motivos de conflicto que afectan a la familia y han provocado esa división.

Aclarando que en esta instancia no se define el aspecto legal de la separación y solo se remiten a realizar la evaluación, para que los jueces efectúen un fallo, en base a otros aspectos, Salazar dio a conocer que gran porcentaje de estas parejas son profesionales.

EDUCADOS, VIOLENTOS E INFIELES

Según la valoración de estas solicitudes se tiene que, además, en la mayor parte de los casos, la violencia y el adulterio son los aspectos que más inciden. “Son factores de diferente índole, pero los dos aspectos que más se reiteran, son los referidos a la violencia intrafamiliar y la infidelidad”, aseguró la especialista.

Además la mayoría de estos procesos son abiertos por el interés de los bienes materiales y la tenencia de los hijos, que también tiene efectos económicos, pues la parte que pierda la custodia debe pagar la correspondiente asistencia familiar.

“Cuando uno adquiere la responsabilidad de una familia, tiene que pensar en que ya no se trata de uno, sino de la familia, ya no son solo dos”, la especialista afirma que si bien el conflicto surge entre los progenitores por una infinidad de temas, el resultado de este conflicto afecta la vida de todos los integrantes pero marca la de los hijos.

El evitar estos procesos ahorraría al Estado una gran carga social y económica por todas las consecuencias que se espera prevenir, desde el perjuicio emocional de los hijos de una relación formada al calor de una situación poco meditada.

LAS FAMILIAS SE DESBARATAN

Por su lado, la ecuatoriana Nancy Tosi de ProVida Internacional sostiene que “en el momento en que quitamos los valores verdaderos que dignifican a la familia y a la persona, estamos quitando el sustento de ese núcleo que sostiene a la sociedad y cuando se va juntando la muerte a través del aborto, el divorcio, la falta de compromiso, vas diciendo que una familia puede desbaratarse cuando quiera”.

Las últimas dos o tres generaciones luego de esta barbarie del divorcio, aborto y de la anticoncepción. Los jóvenes ya van con este pensamiento, sino me agrada lo que tú me dices simplemente cada uno coge su camino.

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