Después de un divorcio es difícil para muchas exparejas poder llevar una relación saludable entre ellos. Sin embargo, esto es de suma importancia, sobre todo si hay hijos de por medio. Por lo mismo, es necesario que sean los padres los que resuelvan tanto los problemas de sus hijos como sus necesidades, dialogando específicamente entre ellos, y no involucrándolos ya sea de mediadores o de mensajeros, porque esta triangulación (pelea de dos en las que media un tercero que se siente atrapado por la situación) podría tener consecuencias en el desarrollo emocional de los hijos.
En las situaciones trianguladoras, los hijos sienten que de alguna manera están obligados a elegir a uno de sus progenitores, convirtiéndose en su aliado. En este proceso de elección de uno de sus progenitores por encima del otro, emocionalmente están perdiendo al progenitor que no han elegido, y son este tipo de pérdidas las que pueden llevar a los hijos a tener largos periodos de tristeza en el futuro, denominados en el campo de la sicología, como distimia y depresión.
Están los casos en los que, por no poder hablar con nuestra expareja, mandamos a los hijos a pedir dinero, lo que les obliga a enfrentarse, y la respuesta es: “esa tu mamá, lo único que le importa es la plata…”. Existen casos más profundos, cuando se le pide a los hijos de manera amenazante que elija entre uno de ellos. “Si escogés a tu papá ya no me vas a volver a ver...”.
.De ahí la importancia de dar el primer paso, concretar una charla donde ambos expongan sus argumentos y llegar a acuerdos razonables, para así evitar que los hijos sufran y sean los encargados de solucionar nuestros problemas.
“Soy divorciada desde hace cuatro años, el problema es que mi exesposo no me ayuda mucho con mis hijos, que están por llegar a la adolescencia, nos da poco dinero, así que he optado por decirles a mis hijos que directamente le pidan dinero a su papá y que se arreglen con él, pero les falla también a ellos. Por esta razón los siento decepcionados con su papá y temo que esto pueda afectarles a la larga. ¿Cómo hago para manejar esta situación? Carmen E.G.
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