"Ante la nota pública de mi hasta ahora esposo sobre nuestra desvinculación matrimonial me veo en la obligación de expresar lo siguiente: no sin antes disculparme, puesto que estoy consciente de que mi país no necesita más novelas mexicanas sino más bien noticias de gestión y trabajo.
Si supiéramos de antemano lo que el futuro nos tiene reservado la vida no tendría la emoción de sorprendernos cada mañana.
Tenemos una natural tendencia a imaginar un futuro de alegrías y bienaventuranzas, pero la realidad cruel y aciaga construye sus propios senderos muchas veces ajenos a nuestra voluntad.
Caminos que nacieron con esperanza se ven abruptamente interrumpidos y entonces nos damos cuenta que una nueva etapa debemos afrontar.
En estos momentos, cuando la juventud va quedando atrás, la adultez nos enseña que ya no sirven los reproches, que no fue ni tu culpa ni mi culpa... Que fue la misma vida que nos unió la que hoy nos separa. Nada me debes, nada te debo, solo nos queda desearnos lo mejor...
No haré ninguna otra declaración, por dos razones: primero para no afectar la imagen de un funcionario público, y segundo para no rebajar mi calidad humana. Principalmente por lo segundo"
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